Esperé mucho tiempo en soledad, noche y día. No sentía el tiempo en la piel que me obligue a correr por entre la multitud. Tengo demasiados tics y tacs que sólo forman melodías, que me ocupo de escuchar.
Hice muchas invitaciones, algunas a mano, otras no, algunas fueron casi místicas muy difícil de cazar al vuelo, sé que te llegó alguna ¡lo juro!
Y los esperé mucho tiempo, y mi orgullo fue víctima. Los esperé mirando por la ventana, como un chico espera su cumpleaños, pero nadie se hizo presente y mi sombra dijo ¡dejalos ir! Yo seguí esperando arriba sobre el ventanal que logremos el milagro.

La noche que decidí esperarlos en el techo fue muy fría y me lastimó las manos, lo que me hizo dejar de escribir, me estaba congelando y estuve a la espera, y allí quedé sin pulso como tantas otras veces, como muere el poeta, falso y viejo tras las mentiras.
Pero un día ya pasado el invierno, los pájaros me levantaron, había pasado mucho tiempo desde las invitaciones ¡y aún me dolía! y entonces hice algo muy loco, mientras esperaba a mis invitados, que no sabían que poseían esa etiqueta tan secreta, y ahora las noches son largas, frías y oscuras.

Gané un poco pero después perdí por de más, una pequeña racha ganadora y ahora me tengo que manejar con mis miedos transparentes, viviendo una vida como si fuese real ¡y no tengo trucos, sólo me recupero! pierdo la mente, no siento las texturas, es un vacío como la distancia entre una mente aburrida y la verdad absoluta, sólo trato de mantenerme viva mientras sigo recurriendo al ventanal que me esperanza tanto como me lastima.
Y están todas las colinas rotas, pero sólo las que lindan con mi castillo pero por entre las grietas de tierra hace eco una voz que está perdida, que se pregunta dónde está. Y si es tu voluntad, tu voz tendrá respuesta
desde lejos, desde mi ventanal, y prometo hacer té y torta de naranja, para agasajarte cuando llegues desde tan largo viaje.

No creas que no sé que en la profundidad del bosque al cual le temo, haya gente que quiere lastimarnos, pero prometo que nada va a pasar. No los mires, jamás podrás olvidarlos, seguí de largo creeme, más de uno cayó por la poca cautela en los pantanos que lindan nuestros campos, sé que no se pueden cerrar los refugios pero aún así nos mantendremos a salvo hasta que sea seguro volver donde fuimos tan manipulados, maltratados, odiados, expulsados, vapuleados, y muy poco llorados.

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