Una vez conocí a un poeta, muy buen poeta que me dijo su verdad. Yo sorprendida y entusiasmada la acepté de inmediato.
Pasé dos o tres días hablando de él, pensando como él, hasta imitarlo. Luego en una de nuestras charlas, ya con confianza suficiente, me dijo en tono de chiste que él, es decir la persona que conocí, no era más que una burla a la sociedad, pero también admitía que él era parte.

Entonces todo dejó de tener sentido lo que una vez era maravilloso, hoy es lo que más bronca me da. Ahora cuatro o cinco días después decidí darle la espalda hasta siempre.
Me sentí mal en cierto punto porque su poesía era tan verdadera, se posaba en las hojas de una manera tan real, pero NO..

Todo esto me hizo comprender que hay poetas que escriben con el corazón, y muy buenos poetas que inventan historias, de los cuales no quiero saber nunca más nada. Prefiero palabras torpes mal escritas, rimas que no rimen, poesía que tropiece cada renglón, que poesía sabia bien escrita, casi perfecta, que parece venida de otro planeta, PERO NO LO ES.

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