Llegará la hora en que las agujas estén cansadas de dar vueltas, el tiempo se cansará de ser el que diga la hora y entonces no habrá más tiempo.
No habrá más fe porque ella, escudo de los cobardes, refugio de los destierros, querrá crecer por sí sola.
El destino cansado de ser culpado de todas las desdichas dejará caer su esfuerzo para que nos valgamos por nosotros.
Y el amor, creo que el más maltratado de los cinco, decidirá en un acto de egoísmo enamorarse e irse lejos.

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