Y el crayón con el cual solías dibujar, por tensión, por amor, por enojos, por soledad, por amigos, por vos, por mi, por ella, por él, por ellos, no soportó más y se quebró dejándote incomunicado.
Recordaste que tenías pinceles, de viejos sueños de pintores amargados y tristes que no hacían más que preguntarse y responderse en cada pintura, pero que bien sabían lo que hacían, y porqué no imitarlos en su locura de plasmar cierta forma de pensar.
Te veo pintar y entiendo lo que decis, te leo cuando escribís y me fuguro alguna cosa, pero algo cambió, no sé si es el trazo, la marca de pinturas, que no usás más crayones o misma tu firma que es más notoria y no por estar escrita más grande o que resalte, si no por el trazo que es más seguro.

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