Poné tus manos bajo tierra y sentí el agua, el temblor crece firme floreciendo en primavera y desahogando tus penas en otoño...
Hacé que tus pies enramados sean refugio para los sintecho, prófugos de responsabilidades más en libertad que tu cabeza.
Y lloverá si es que tiene que ser así o tendrás sed si así ella lo quiere, pero aún estarás ahí, porque yo aún estoy aquí.
No llores porque las nubes te quieren y tapan el sol, harás muecas de felicidad y dejarás caer la semilla que algún otro se ocupará de retratar...

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