Y

Me senté en mi único fin del mundo, bajo mis propias reglas y pensares, el frío me helaba las ganas, aún así dejé paso a mis pasos y me sentí completa.
Sentí mis pies mecerse en el abismo, donde las estrellas eran dos.
Divisé siluetas de montañas arriba y abajo, gritos a mi alrededor y el fuego que nos une y nos consume y se consume de a poco brilla con la misma intensidad del sol y hasta a veces se lo cree.
Las nubes perdidas no encuentran dónde sentirse cómodas entonces divagan por entre mis ojos, por entre la gente y sobre el agua.
Y ahora que comparto secretos me acuerdo de vos, me río, me preocupo por vos, pero al final te dejo ser...

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